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jueves, 17 de marzo de 2011

Lo más importante es la vida de mis pacientes.



Javier Pardo oriundo de la ciudad de Bogotá, un hombre que desde niño le ha gustado contribuir a la sociedad y que siempre quiso ser doctor, le gustaban los instrumentos y todo lo que tenía que ver con medicina, desde pequeño mostró tener actitudes para esta profesión asegura su madre.

Según ella, “en el juego siempre quería ayudar a sus amiguitos de la cuadra, su generosidad y liderazgo fueron siempre sus principales cualidades, a él le gustaba la química y la biología en la escuela especialmente le emocionaba mucho ir al laboratorio, llegaba a la casa y me contaba lo que hacía”.

Empezó a estudiar enfermería superior a sus 18 años en la universidad UDCA, Javier se sentía orgulloso, pues finalmente estaba haciendo lo que le mas le gustaba la medicina y ayudar a las personas.

Dos años más tarde llega la muerte de su padre, él no solo se llevo su corazón sino también sus ganas de seguir luchando por ser profesional. Pensó que era el final de sus sueños, ya que su padre era su amigo, su motivo y razón de vivir, incluso quiso haber muerto junto a él. Javier dice que esto fue una razón, quizás la más importante de ver la importancia de una vida, pero su vida estaba hecha pedazos por que había perdido al ser más querido de su vida.



El no regresar a estudiar lo que más le gustaba lo entristecía mucho mas, puesto que su padre lo enterraron en jardines de paz “ese momento fue uno de los más difíciles para mi” pasar cerca de ese lugar era terrible por eso no quise volver, en ese momento pensé que no podía seguir en el área de la salud, la pérdida de mi padre me marco y me desanimo mucho, pues el ya no estaba conmigo.

Según Javier luego de unos meses de recuperarse pensó que la vida era una de las responsabilidades más grandes de una persona, que aunque su padre no estuviera en la tierra lo iba a ver en el cielo, pues cuando estaba vivo lo animaba y lo apoyaba. “Pensé que todo el esfuerzo de él no iba a ser en vano” dice.
Pues retome mis estudios en el 2003 empecé de nuevo a estudiar enfermería superior en la universidad pontificia javeriana superior, pues no quise regresar a la UDCA, gracias al apoyo de mi madre y mi tío seguí estudiando. En el transcurso de mis estudios me di cuenta que esta es una de las mejores carreras y me siento muy bien con mi labor, desde que era estudiante y con un grupo de compañeros tuvimos la iniciativa del trabajo con la comunidad, me gustaba trabajar mucho con niños y con hogares infantiles, organizábamos así jornadas voluntarias a dónde íbamos a aprestarles servicios de salud a estas personas.

Pienso que mi papa está orgulloso de mí como persona y de la labor que realizo, ayudando a miles de personas todos los días.


Javier actualmente es un especialista en docencia universitaria y ha trabajado de profesor de cátedra en la Universidad Sabana y en la parte administrativa como jefe de departamento o coordinador de servicio.

En las noches trabaja con una escuela de auxiliares de enfermería desde hace 4 años y dice que se siente muy bien porque está formando a personas que le pueden ayudar a otras, siempre prevaleciendo como valor agregado a su labor de salvar vidas, con este trabajo tiene oportunidad de entregar sus conocimientos y hacer un trabajo conjunto con los estudiantes.

“Esta experiencia me ha ayudado a superarme como persona, valorar y ayudar a mis semejantes, también he aprendido mucho en mi campo profesional y me siento muy contento al poder compartir con personas a mí alrededor mi experiencia de trabajo con la sociedad “.Afirmo Javier con palabras tristes pero con brillo en la mirada que muestra su fortaleza como profesional y sus ganas de luchar en contra de la muerte.

Fuentes: Javier Pardo

Fotos: Cortesia de Javier Pardo

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